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Te traemos la historia de una familia, con la que seguro te identificas si estás pensando en irte a vivir a un chalet.
La familia Fuentes, compuesta por un matrimonio con tres hijos, llevan planteándose el traslado de su vida a un chalet desde hace varios meses.
Actualmente viven en un piso en el centro de Madrid de 85 metros cuadrados, lo que se queda algo pequeño para una familia de cinco miembros en la que dos son adultos, otros dos ya cercanos a la adolescencia y un bebé.
El padre de familia, Ignacio, asegura que es lo que más le conviene a la familia, pero que primero hay que hacer números y considerar hasta el más mínimo detalle:“Hemos visto muchas casas diferentes y sabemos la experiencia que amigos nuestros tienen en sus chalets. Debemos valorarlo todo, pero la opción es idónea para mi familia y para mí”.
Lo que más desea desde niña, es tener un perro y jugar con él. Al vivir en un piso pequeño y sin espacios exteriores, a sus padres no les parecía la mejor idea. Sin embargo, si se mudaran a un chalet, su mascota tendría espacio para jugar en el jardín y sacarlo a pasear sería más fácil ya que la mayoría de viviendas que han visitado se encuentran rodeadas de zonas verdes.
Además, si tuviera una habitación más grande, sus amigas podrían ir allí y poner música sin que moleste a los vecinos o hacer fiestas de pijamas sin tener a su hermano en la misma habitación.
Por supuesto, si el chalet tuviera piscina ya sería lo más de lo más, podría bañarse cada vez que tuviera calor y disfrutar del verano con sus amigas en su propia casa.
Daniel, también está de acuerdo con la idea de vivir en un chalet. Todo son ventajas.
Sabe que tendría mucho más fácil salir con la bicicleta a dar un paseo, podría jugar al fútbol en su jardín e incluso le pondrían una canasta para jugar al baloncesto.
En su habitación también tendría más espacio, por lo que podría tener siempre montado su scalextric y jugar cada vez que le apeteciera, una vez tuviera hechos los deberes.
Marian hace relativamente poco que ha tenido a su tercer hijo, Pablo de 11 meses, por lo que actualmente pasa más tiempo en casa. Para ella, tener más amplitud significa poder disfrutar más de su hogar y tener todas sus cosas personales sin sentirse agobiada, existiendo la posibilidad de tener incluso su propio vestidor, algo con lo que siempre ha soñado.
Tener un pequeño huerto urbano y disfrutar de sus hijos al sol en el jardín, es algo también realmente atractivo, lo que les reduciría el estrés después del trabajo.
Su perspectiva sobre la posible mudanza al chalet también es realmente positiva. No ve más que beneficios para toda la familia.
Podría disfrutar del aire limpio y sin contaminar de las zonas verdes; podríamos hacer las compras del mes al por mayor ya que tienen más lugar para almacenaje.
Tener un garaje propio o aparcar los coches en la puerta de casa es algo muy cómodo y aún más con tres hijos, dos mayores a los que hay que llevar todos los días al colegio y uno pequeñín que irá a la guardería.
Además Ignacio es muy manitas y tiene buenísimas ideas para sacarle aún más partido a los espacios comunes de la casa: hacer un trastero donde guardar chismes o ropa de temporada, un salón de juego común con distintas estancias para sus hijos, incluso el despacho en el que tanto su mujer como él pueden trabajar sin interrupciones.
Para ellos este cambio sería calidad de vida, proporcionando entre otras cosas exclusividad e intimidad, teniendo una casa unifamiliar y la sensación de haber llevado a cabo una inversión verdaderamente rentable para la familia.
Aunque la decisión aún queda pendiente, parece claro hacia dónde se inclinan y lo que les llena la cara de felicidad.
En La Cambrija puedes disfrutar de chalets de este estilo, que ofrecen además de intimidad y espacio, exclusividad y verdadero bienestar como son los que puedes encontrar en el Residencial Viridis II.
¿A qué estas esperando? Visítanos y nos podrás resistirte a los encantos de un lugar exclusivo y de ensueño donde vivir.
